Liderazgo híbrido: 6 obstáculos a evitar

Sócrates decía que «el secreto del cambio es enfocar tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo». En los últimos tiempos de distancia y adaptación, hemos sentado las bases de un modelo de trabajo, aunque aún novedoso, con aires de normalidad. Con nuevas formas de comunicación, nuevos ritmos y nuevas normas, nadie mejor que nuestros managers para allanar el terreno y guiar a los equipos hacia una transición exitosa. Pero, ¿conoces los entresijos del liderazgo híbrido? ¿Sabes cómo no cometer los errores más comunes? Descúbrelo aquí.

Y nuestros consejos para guiar a tu equipo por el buen camino.

Los errores más comunes del liderazgo híbrido

Con la llegada del teletrabajo, toca subir de nivel nuestro modelo de gestión de equipos. El liderazgo híbrido, también conocido como Blended Leadership, tiene muchas ventajas, pero también tiene sus riesgos si no se maneja con cuidado. ¿Cuáles son y cómo podemos evitarlos?

1. Rechazar el trabajo híbrido

Empecemos por lo básico. El primer error que no debes cometer como líder del futuro es imponer la vuelta permanente a la oficina a todas aquellas personas que pueden trabajar en remoto. De hecho, aquellos que han encontrado el equilibrio perfecto en el trabajo híbrido ya no están dispuestos a renunciar a él: al 73 % de los encuestados en el Work Trend Index 2021 de Microsoft le gustaría mantener la flexibilidad del trabajo híbrido. El último informe de McKinsey advierte, incluso, que el 30% de la población activa se plantearía seriamente cambiar de trabajo si la empresa forzase la vuelta a la oficina. Está claro, por tanto, que los líderes tendrán que abrazar este cambio y gestionarlo si no quieren perder una parte importante de su talento.

2. No adoptar una nueva forma de liderazgo

Otro error que hay que evitar es no ajustar el liderazgo al nuevo contexto híbrido. Y es que todo cambio comienza en uno mismo. Si diriges un equipo en remoto, debes desarrollar nuevas habilidades que te ayuden a mantener alta su moral y productividad incluso a distancia: desde saber colaborar online, organizar reuniones productivas y sacar tiempo para meetings informales hasta promover la innovación, el intercambio de ideas y la creatividad. Métodos como Scrum y Lean son algunas de las tantas herramientas que puedes utilizar para adoptar un enfoque ágil en la gestión de proyectos. Pero, sin duda, el trabajo híbrido necesita confianza en mayúsculas de los líderes hacia sus colaboradores, otorgando así flexibilidad y autonomía. No delegar y favorecer a los que trabajan bajo el control directo del líder puede enviar un mensaje de desconfianza al equipo.

3. Falta de claridad

Para mantener la moral y la motivación dentro de tu equipo, debes esforzarte por limitar al máximo la sensación de incertidumbre (especialmente ante la inestabilidad de estos últimos años). Si no quieres que tus empleados se sientan perdidos, desconfiados y agotados, dibuja una hoja de ruta clara y planifica, de la mano de tu equipo, los siguientes pasos a realizar. Pero ten cuidado con planificar con demasiada antelación. Según Forbes y McKinsey, el camino hacia el trabajo híbrido definitivo aún está por construir, por lo que es aconsejable adoptar un enfoque gradual que pueda reevaluarse de vez en cuando.

 

4. No tener en cuenta las preferencias individuales

Otro error que solemos cometer es pensar que las soluciones son «café con leche para todos». Pero al igual que en otros aspectos de la vida, cada persona en tu organización tendrá sus preferencias. En la vuelta a la oficina, por ejemplo, habrá entusiastas de la presencialidad, partidarios del regreso parcial y haters que no quieren renunciar a las ventajas del teletrabajo y solo están dispuestos a pasar por la oficina 1-2 días por semana. ¡Para gustos los colores! Por eso, como líder, debes: 1. estar abierto a diálogo y 2. investigar las necesidades de cada persona (por ejemplo, utilizando nuestra tarjeta de conversación sobre el reboarding). Esto te ayudará a identificar los procesos que hay que poner en marcha para promover la productividad de todo el equipo y contribuye a construir un espíritu de compromiso.

5. Descuidar el bienestar psicológico y físico de tu equipo

Los últimos años nos han demostrado que el bienestar laboral no es tendencia, sino una necesidad que sobrepasa los límites de la oficina. El área de RR. HH. ya ha tomado las riendas y lo incluye en su lista de prioridades para garantizar el mismo apoyo en remoto y presencial. ¡Es tu turno! Como líder de tu equipo, debes asegurarte de comprobar el estado de salud de tus empleados e intervenir cuando sea necesario. La distancia no juega a tu favor, pero soft skills como la inteligencia social y el feedback te permitirán detectar signos de estrés, tristeza o desmotivación. Opta por conversaciones cargadas de empatía para averiguar cómo se sienten los miembros de tu equipo, qué dificultades afrontan, cómo se organizan, si se toman el tiempo suficiente para recargar las pilas, etc. El curso «Cómo combatir el burnout» ayudará a líderes y empleados a identificar las señales de alarma y actuar a tiempo.

6. No formar a los empleados para el trabajo híbrido

A pesar de habernos convertido en puros nómadas digitales, eso no significa que estemos capacitados para trabajar en el ámbito híbrido. Menuda paradoja, ¿no crees? Y aunque la formación de líderes en gestión de estos equipos ya esté en el punto de mira, no debemos olvidar que los miembros del equipo también necesitan reforzar habilidades como el trabajo en equipo online, la gestión del tiempo, la capacidad de pedir feedback, junto con herramientas digitales que faciliten el trabajo individual y colectivo en remoto. Ayudar, junto al equipo de RR. HH., con estas necesidades formativas contribuirá significativamente al éxito del equipo y de toda la empresa.

Adaptarse a esta nueva forma de trabajar puede resultar difícil, pero con las competencias adecuadas y una buena dosis de flexibilidad, el trabajo híbrido puede ser la clave para una nueva forma de vivir el equilibrio entre tu vida personal y profesional. Más tiempo para uno ti y los tuyos, la libertad de trabajar con vistas al mar o a la sierra, la posibilidad de ahorrarte tiempo de desplazamiento y su consecuente impacto medioambiental, etc. Si algo nos han enseñado estos últimos años es que la productividad no está reñida con la ubicación. Para tener empleados comprometidos y motivados, lo primero es su bienestar y sus necesidades individuales. Entonces, líderes ¿estáis list@s para este reto?

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