Metodología agile: las 3 claves del equipo del futuro

O te renuevas... ¡o te renuevas! No hay otra alternativa en un mundo que no para de girar. Solo aquellas organizaciones con suficiente capacidad de aprendizaje, adaptabilidad y un interés sano por el entorno que les rodea sobrevivirán al futuro. Duras palabras, pero ciertas. Amancio Ortega dijo una vez: "el crecimiento constante es el mejor mecanismo de supervivencia". ¡Bienvenidos a la metodología agile!

Durante mucho tiempo, la jerarquía ha dado forma a las organizaciones. Pero las cosas han cambiado. Es posible que hayas oido hablar de las palabras de moda Agile, Lean, Scrum y product backlog. Agile significa, literal, agilidad y flexibilidad. Es una forma diferente de pensar, trabajar y organizarse. Al trabajar de forma ágil, una persona puede responder de manera rápida y eficaz a los cambios del mundo exterior. La satisfacción del cliente es la principal prioridad, pero también se tiene en cuenta el bienestar del colaborador. Desde luego, la metodología agile es cuestión de equipo e incluso de toda la organización; no solo depende de uno mismo.

El trabajo ágil consiste en aprender de los demás (incluyendo a los clientes). Se trabaja en sprints cortos de 1 a 2 semanas en los que se realizan tareas pequeñas y factibles. De este modo, los ajustes de productos y servicios se pueden procesar fácilmente. La idea es cumplir con el cliente lo antes posible y recopilar feedback en una fase temprana. Así se evita la falta de comunicación y los ajustes se aplican de forma inmediata.

1. El rol del manager

Los equipos suelen adaptarse rápidamente a la metodología agile. Trabajan con varios expertos y se hacen responsables del resultado final entregado al cliente. Al producir resultados tangibles en poco tiempo, el trabajo se vuelve más gratificante y entretenido. Pero la metodología agile implica más que eso: las organizaciones adoptan una estructura más horizontal y el papel de los directivos cambia o, incluso, desaparece. Se pasa de un liderazgo jerárquico a uno de servicio. Este último se enfoca en la colaboración y el desarrollo de los colaboradores, más que en la autoridad. Un líder de servicio busca equilibrar los intereses de la organización, la asociación y los colaboradores. Permite que los miembros del equipo dediquen la mayor parte de su tiempo a lo que hacen mejor. Establece metas y prioridades, pero deja la forma de lograrlas en manos del equipo mismo.

2. Equipos multidisciplinarios

En una organización ágil, no hay departamentos, sino equipos que tienen diferentes habilidades y conocimientos. Estos equipos pueden tomar decisiones rápidas e independientes y están siempre buscando mejorar y crecer. Dependiendo de lo que el cliente necesite, se forma el equipo con las personas adecuadas. Puede haber varios miembros con habilidades similares, pero nunca serán todos iguales. Las diferencias entre ellos son precisamente lo que hace que se complementen y refuercen entre sí; y las reglas claras hacen que todos asuman sus responsabilidades. Como resultado, tenemos equipos comprometidos que trabajan de manera independiente y son dueños de sus proyectos.

En el trabajo ágil, es fundamental tener un Product Owner en cada equipo. Este miembro recoge las ideas, supervisa el avance y hace ajustes cuando es necesario. En resumen, es el punto de referencia para el producto.

3. Mejoras continuas

Gracias a la corta duración de cada etapa, la autogestión de los equipos y el fuerte sentido de responsabilidad, el aprendizaje dentro del equipo es constante. Después de cada etapa, es importante hacer una revisión para evaluar el trabajo realizado y buscar áreas de mejora para la siguiente etapa. Así, poco a poco, se logran mejores resultados.

Para aplicar con éxito la metodología agile en tu organización, es necesario cambiar la forma de trabajar y de hacer las cosas. Muchas veces, las transiciones ágiles fracasan porque solo se enfocan en una parte del proceso. Trabajar de manera ágil no es fácil, pero tampoco es imposible. A menudo, las organizaciones creen que deben cambiar todo su modo de trabajo, pero en realidad, se trata más de darle un nuevo enfoque.

En resumen: el mundo está cambiando constantemente. Asegúrate de que tu organización esté preparada para adaptarse a estos cambios utilizando la metodología ágil. ¿Estás listo para el futuro?

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