Si la vida te da limones, ¡haz limonada!

El año 2020 y la crisis actual nos han enfrentado a un nuevo desafío en nuestra vida cotidiana: la adaptación. ¿A qué nos referimos? A ajustarnos a los cambios en nuestra vida social, a las restricciones de movilidad y a la digitalización de nuestro trabajo. Afrontar situaciones tan extraordinarias no es sencillo. Sin embargo, parte del proceso de aprendizaje implica tolerar la incertidumbre y manejar la ansiedad. En resumen: necesitamos ser resilientes.

"¿Resi... qué?" ¡La resiliencia! Una de las habilidades más buscadas en los empleados, pero sobre todo, la clave para tu bienestar mental. ¡Y aquí viene la buena noticia! ¡Se puede aprender! Sigue leyendo este artículo y descubre cómo, con nuestros consejos y trucos, puedes fortalecer tu resiliencia y la de tu equipo con solo unos cursos en línea de distancia.

La resiliencia se puede aprender 

La resiliencia implica reaccionar de forma positiva a la presión, a los contratiempos, cambios y desafíos. Nada de superar la adversidad, sino aprender de ella. En definitiva, se trata de saber doblarte sin llegar a romperte. Puedes empezar por algunos cambios de comportamiento como establecer metas, ser más optimista y despejar la mente para tener las pilas cargadas cuando más lo necesites.

Todos tenemos problemas. Es un hecho. Pero cada uno los afronta a su manera. Algunos logran mantener el equilibro, mientras que otros se ven empujados cuesta abajo y sin frenos. ¿A qué se debe? Existen diferentes variables. La más importante parte de uno mismo: la personalidad. Esta, de la mano de factores externos como el entorno y el apoyo que recibes de otros, determinarán tu reacción ante el estrés. Si no te consideras una persona muy resiliente, ¡no desesperes! Aún puedes aprender a serlo.

La resiliencia implica responder de manera positiva a la presión, los contratiempos, los cambios y los desafíos. No se trata solo de superar la adversidad, sino de aprender de ella. En resumen, se trata de saber flexionarte sin romperte. Puedes comenzar haciendo algunos cambios en tu comportamiento, como establecer metas, ser más optimista y despejar tu mente para recargar energías cuando más lo necesites.

Todos enfrentamos problemas, eso es un hecho. Pero cada uno los enfrenta a su manera. Algunos logran mantener el equilibrio, mientras que otros se sienten abrumados y desanimados. ¿Por qué sucede esto? Hay varias razones, pero una de las más importantes es la personalidad de cada uno. Esta, junto con factores externos como el entorno y el apoyo que recibimos de los demás, determinará nuestra reacción al estrés. Si sientes que no eres muy resiliente, ¡no te preocupes! Todavía puedes aprender a serlo.

Autoconocimiento en el control del estrés  

Manejar situaciones que te ponen bajo mucha presión requiere de autoconocimiento. Saber cuáles son tanto tus puntos fuertes como débiles te permitirá trabajar de manera consciente en situaciones angustiosas. ¿Qué te estresa? Si ya sabes la respuesta, puedes empezar a trabajar en estrategias que te ayuden a lidiar con cada situación. ¿Sabías que la tercera edad (+65) suele demostrar una mayor capacidad para afrontar dificultades y sobrellevar el estrés? Quizás sea su experiencia vital la que les facilita un mejor autoconocimiento. O puede que los reveses vividos les hayan enseñado a ser más resilientes. Recuerda: más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Una alternativa es establecer objetivos a largo plazo. Estos te señalan el camino hacia un futuro más tranquilo. Te permiten persistir y enfrentar tiempos difíciles con más determinación. El estrés, tu archienemigo hasta el momento, pasa a ser un aliado más y te impulsa hacia mayores niveles de rendimiento. ¡Increíble pero cierto!

Despeja la mente 

En estos días de smartphones y tablets, desconectarse por completo parece casi imposible. Siempre estamos tentados a responder un último correo electrónico o mensaje, incluso cuando estamos de camino a casa. Durante los descansos, el teléfono se convierte en nuestra principal fuente de entretenimiento, y cuando finalmente nos rendimos al sueño, el estrés ya se ha apoderado de nosotros. Aunque creas que estás desconectado, tu mente sigue funcionando a toda velocidad. A la larga, esta sobreexposición puede afectar tu creatividad. Por eso, de vez en cuando, es importante tomarse un respiro y simplemente relajarse. Y cuando decimos "relajarse", también nos referimos a alejarse un poco de las redes sociales. No solo son una distracción, sino que también pueden afectar tu bienestar mental.

Una forma de recordar tomarte estos descansos es configurar alarmas. Úsalas como recordatorio para meditar o simplemente relajarte un poco. Esto puede ayudarte a alcanzar el nivel de tranquilidad que necesitas.

¡Larga vida a los optimistas!

¿Eres de los que ven el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Encuentras calma después de la tormenta o solo ves nubes negras en tu horizonte? Tener una actitud optimista es clave para ser resiliente. No todos los días serán perfectos, no te pedimos que veas la vida como si fuera una caricatura de Mr. Wonderful. Pero como dice el refrán, "el optimista siempre tiene un plan; el pesimista, una excusa". Mantener una actitud positiva te ayuda a superar los obstáculos de manera temporal. ¡Es hora de cambiar el chip!

¿Cómo lograrlo? Comienza por evitar frases negativas como "No va a salir bien" o "Nunca lo conseguiré". Tu cuerpo escucha lo que tu mente dice, y los pensamientos negativos solo atraen situaciones negativas. Libérate de ellos reconociéndolos como simples pensamientos. Por otro lado, pensar de forma positiva te permite influir en ti mismo y establecer metas claras. ¿Suena demasiado bueno para ser verdad? Este fenómeno, conocido como el "efecto Rosethal", ha sido demostrado científicamente. Según un estudio psicosocial, las expectativas positivas influyen de manera significativa en el rendimiento.

¡Todos para uno y uno para todos!

¡Qué razón tenían los tres mosqueteros! Tu entorno y el apoyo que recibes de los demás también influyen en tu capacidad de resiliencia. Sin embargo, la rápida evolución de la transformación digital ha cambiado la forma en que nos comunicamos de manera radical. A pesar de esto, la regla fundamental sigue siendo la misma: mantener conversaciones efectivas y trabajar en una comunicación abierta con tus colaboradores. ¡Y no es tarea fácil! No se trata solo de hablar, sino de ser honestos respecto a las expectativas y metas, además de mostrar un interés genuino en la otra persona.

De vuelta en casa, ocurre lo mismo, especialmente cuando pasas mucho tiempo en ella. Sentirte conectado con tus seres queridos y participar en conversaciones agradables te ayuda a lidiar con los cambios. Las personas con inteligencia social disfrutan de las relaciones, lo que también se refleja en su salud.

En GoodHabitz, estamos emocionados de comenzar el nuevo año. ¿Tú también? Más allá de los típicos propósitos como ir al gimnasio, dejar de fumar o leer más, ¿por qué no fortalecer nuestra resiliencia con estos consejos?

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